KaseJavat

Lleva conmigo desde que tengo uso de razón. Es de esas herencias llenas de valor. La tuvo mi madre, y el padre de esta. Me ha acompañado en noches sin fin, en excursiones y viajes. De caoba y formas redondeadas. Habla por si sola cuando se la escucha, y su voz tan melódica como seria, puede tornarse tan triste como alegre. Llevo unos días nostálgico, y ella me ha acompañado desde que días atrás la saqué de su funda y recosté sobre mis piernas. Hacía tanto que no la abrazaba. Hacía tanto que no me hablaba. Siempre lo hace con cariño y sabiduría. Aleja los malos momentos dej

He dado tantas vueltas que he perdido la cuenta, me he mareado y reencontrado en la misma cama una y otra vez. El reloj marca somnoliento la intempestiva hora de esta fresca madrugada, mientras finas gotas repiquetean en el techo del ático. En el silencio de la noche la piedra del mechero golpea ruidosa, ilumina y prende, a escasos centímetros de mis labios rodeados por una barba descuidada de varios días, el cigarrillo que sirve como relajante.  Sacudo una fuerte calada y suave sale el humo por la nariz. Qué sensación tan placentera. Cómo me entendéis los fumadores. Nunca he sido amigo de largas siestas,

Ay, lo que hacía que no escribía un journal, y eso que son mis pequeños orígenes. ¿Sabéis? Me he ganado el infierno. Voy a entrar por la puerta grande sobre los hombros de dos sátiros de perilla chiva, con las dos orejas y el rabo en las manos. Hay experiencias en mis últimos días que así lo aseguran. Tanta cerveza y Jäggermeister no podían augurar nada positivo. Y los sucesos acontecidos en la noche del viernes son tan bizarros, como de mal gusto, como dignos de contar en libros sagrados. Por mucho menos ardieron Sodoma y Gomorra, pero nada importa, sólo el hecho de disfrutar